Comparado con las grandes batallas del pasado, las luchas que a continuación voy a enumerar parecen asuntos baladíes. Pero como he dicho antes, debemos seguir vigilantes ante cualquier ataque que pueda menoscabar nuestra libertad, y en la era digital, donde Internet se está convirtiendo en una pieza clave del mundo que conocemos, todavía más. Estos son, a mi juicio, los tres frentes de batalla:
Privacidad. La privacidad es un tesoro cada día más difícil de guardar. Mantener la privacidad en la red es casi imposible, lo cual no sería un problema si Internet no fuese ya una parte muy importante de nuestras vidas. Si paso casi la mitad del día conectado a Internet, si lo que hago, digo, pienso o visito está a disposición de cualquier empresa con intereses oscuros, qué quedará entonces de mí al final. Necesito tener un terreno privado en el que refugiarme de vez en cuando de todo el ruido que hay ahí fuera, algo íntimo y personal. Si eres de esos a los que no les importa vivir en público, de los que dicen «a mí me da igual porque yo nunca hago nada malo», párate a pensar por un momento: ¿quién decide lo que está bien y lo que está mal?
Neutralidad de la red. O lo que es lo mismo, una Internet de todos y para todos. Los ataques hacia la neutralidad de la red han estado muy en boga estas últimas semanas. Debemos que impedir que Internet se convierta en la señal de televisión del siglo XXI, donde la única oferta que tienes es la que te proporcionan los proveedores de servicios. El fotomontaje aparecido en Boing Boing (vía Microsiervos) es revelador. Hoy en día puedes montar un servidor en Internet y colgar el contenido que quieras (respetando las ley, claro), y ganarte un grupo de usuarios que te visiten, pero, ¿qué pasaría si los proveedores de acceso decidieran a qué contenido deben tener acceso sus clientes?
Software libre. «El sofware libre es mejor porque es libre», y ya está, no hay más que discutir. El software cerrado impone un control oscuro sobre el ordenador: no sabes lo que hace, ni cómo lo hace, ni por qué lo hace. No tiene mucho sentido que las administraciones públicas, que manejan miles de datos privados y sensibles, utilicen software privativo para su gestión. ¿Están tus datos, almacenados en ordenadores Windows, en buenas manos?
Hay muchas más batallas por la libertad a lo largo y ancho del mundo. Sólo de nosotros depende seguir siendo libres. La lucha continúa.
EDITO: Se me olvidó poner un enlace.
EDITO: Limpieza del blog. Eliminada foto inexistente.
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