El castillo ambulante

Hace poco que compré El castillo ambulante, la última película de Hayao Miyazaki, y es, ciertamente, la película que más me ha gustado de todas las que he visto del Estudio Ghibli (una lista que incluye La tumba de las luciérnagas, La princesa Mononoke y El viaje de Chihiro).


Quizás esto sea en parte porque es la más fácil de entender o, al menos, así me lo ha parecido. La película nos cuenta la historia de Sophie, una adolescente que no se siente especialmente hermosa y decide por ello encerrarse en su propio mundo, hasta que un día una bruja le echa una maldición que la convierte en una anciana. Es entonces cuando Sophie no tiene más remedio que abandonarlo todo para buscar ayuda, aunque sea la de un mago que vive en un castillo mecanizado que camina aparentemente por sus propios medios.

Más o menos, éste es el argumento. La cosa se va complicando conforme se desarrolla la historia y no quiero contar mucho. Sí me gustaría incidir en cómo el problema psicológico de Sophie es magistralmente tratado a lo largo de la película. En realidad, el aspecto de anciana representa realmente cómo Sophie se ve a sí misma: la maldición está más dentro de su mente que fuera.

Hay una escena al principio de la película que viene un poco a explicar el espíritu retraído de Sophie: en ella Sophie está hablando con su amiga, y todos los que pasan alrededor saludan a la amiga pero no a Sophie. Fijaos, porque al principio el detalle se me había escapado.

Por otra parte, Howl, el mago, representa justamente el problema inverso. Aunque es mejor que lo descubráis vosotros mismos. La película también habla de lo absurdo de la guerra y sus consecuencias, que es ya un tema recurrente en las películas de Miyazaki.

En el apartado técnico, la película es brillante y mantiene muy bien el ritmo (vamos, a mí no se me hizo pesada). En resumen, recomendadísima, pero eso sí, para verla con la mente muy abierta porque está llena de "magia".

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