El fin de los sistemas operativos

O al menos tal como los conocemos. Pues se me vino a la cabeza esto justo el día que Google estrenó sus hojas de cálculo, aunque creo que es algo que ya venía madurando de mucho antes. En primer lugar no soy ningún experto en nuevas tecnologías, sólo alguien que mira un poco lo que hay por ahí y opina: creo que la web se está comiendo a los sistemas operativos.

No es que los sistemas operativos vayan a desaparecer: las aplicaciones seguirán necesitando esa capa de abstracción para trabajar con el hardware. El núcleo, el kernel, no lo veo en peligro. Pero dada la importancia que está teniendo la web hoy en día, creo que dentro de poco la única aplicación stand-alone que correrá en nuestro ordenador será un navegador.

Es increíble hasta qué punto han evolucionado las páginas web: cómo han pasado de mostrar texto e imágenes en un inicio a convertirse en auténticas aplicaciones que arrancan dentro del propio navegador. Aventuro un futuro de aplicaciones remotas, que se usarán directamente desde el navegador, sin que presumiblemente haya que instalar nada ni preocuparse de si tienes un PC o un Mac o lo que sea, ya que los propios estándares de la web garantizarán la compatibilidad.

Hay muchas ventajas en este "modelo de negocio". Google lo sabe y por eso está lanzando últimamente toda una batería de aplicaciones de este tipo. En este sentido, Google no sólo ataca al poder que Microsoft tiene en la red, no, va directo a al corazón de Microsoft, va directo a por Windows. ¿Corren malos tiempos para las empresas clásicas de software?

Al hilo de esto, escuchando Comunicando últimamente me enteré de que ya hay sistemas operativos remotos. Concretamente, hablaban de EyeOS (se lee algo así como "ayos"), un proyecto español para crear un escritorio remoto accesible vía web. Interesante para la gente que se mueve mucho por ahí y no le apetece andar cargando con un portátil, casi cualquier ordenador con acceso a Internet le serviría para trabajar. Lástima que este proyecto no esté recibiendo todo el apoyo que se merece, según comentaban sus creadores en el podcast.

El problema que le veo a todo esto, y por lo que no me termina de convencer, es el tema de la confidencialidad. Aunque no soy especialmente quisquilloso con esos temas de privacidad y tal, creo que es importante mantener separado lo que es público y lo privado. Las nuevas aplicaciones web rompen esa separación, y tu información privada (tus archivos, tus trabajos, etc) pasa a estar en manos de una empresa. ¿Quién me asegura que esa empresa no venderá mis datos algún día al mejor postor? ¿O que los usará en mi perjuicio? Perder mi privacidad sería en cierta medida como perder mi propia identidad.

No hay comentarios: