También en mi niñez pensaba que los mayores complicaban demasiado las cosas, que todo era mucho más sencillo y que, en cierta manera, cuando creciese todo sería un camino de rosas. De tal guisa, el mundo giraba entorno a mí y yo era el más listo del mundo...
A pesar de ser tan egocéntrico por aquel entonces —los niños suelen serlo—, afortunadamente he cambiado. Quizás a mi pesar, no lo tengo claro, también he dejado atrás aquella inocencia de aquel entonces. Ahora sé que el mundo seguirá girando aunque yo le diga que pare.
Creo que debemos aprovechar estas fechas para seguir mirando al mundo con ojos de niño. No de aquel niño solitario que miraba al mundo como si fuese a comérselo, pero sí como aquel niño inocente que podía confiar en los demás.Queridos amigos y lectores,

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