Nos discriminan (pero positivamente, eh) ... En fin :-/

Hoy toca post social, y algo incendiario. Agarraos al asiento ;).

Estos últimos días se han sucedido una serie de noticias muy relacionadas con el feminismo y la discriminación. Por cierto, yo siempre había entendido el feminismo como lo contrario al machismo; así, si al machismo le dicen "actitud de prepotencia de los varones respecto de las mujeres" (RAE dixit), pues pensaba que el feminismo sería "actitud de prepotencia de las mujeres respecto de los varones"; pero resulta que no, que el feminismo pretende la igualdad de derechos entre hombres y mujeres (y lo dice la RAE, segunda acepción). Así que como solución, se ha empezado a utilizar el término «hembrismo», que la RAE aún no acepta y a mí, de momento, tampoco me termina de gustar.

La primera noticia que comento es ese intento del Instituto de la Mujer por introducir nuevos «palabros» que permitan que la lengua nos representen por igual (eso dicen). Según la directora de dicho instituto, quien habla únicamente de «miembros» excluye en su discurso a los miembros femeninos —a las mujeres, vamos—, así que propone en su lugar usar «miembros y miembras» (entre otras alternativas). Nos cargamos así por las buenas el género neutro, heredado (si no recuerdo mal) del griego, pues parece ser que para la presidenta del Instituto de la Mujer no cabe otra cosa que pensar que los nombres acabados en o son masculinos por antonomasia. No dice nada esta señora acerca de añadir también «palabros» al diccionario como «tenisto» (¡qué listo!), «atleto» (¡cateto!), etc. En este remolino de lengua al que nos ha arrastrado la repugnante corrección política, no sé yo si al final acabaremos hablando del estilo: «Los niños y las niñas buenos y buenas juegan con sus papás y sus mamás que los y las quieren mucho y mucha (¡ups!)».


Por otra parte, la violencia de género, o violencia doméstica, o como la quieran llamar, es uno de los temas más usados por los medios de comunicación hoy en día. Existe, se trata de casos muy graves y serios, y se nos ha impuesto una ley para intentar remediarlo. Más tarde, me entero en Menéame la otra cara de la realidad. Para quien no conozca Menéame, se puede definir como un lugar de marujeo acerca de Linux, la SGAE y Windows Vista :). Pero de vez en cuando salen noticias interesantes a portada, como ésta, en la que se nos comenta que muchos hombres no son capaces de superar una separación matrimonial y terminan suicidándose. En los divorcios, las mujeres tienen mucho más poder que los hombres. Y esto es así porque hay la ley las ampara más que a nosotros. Cito directamente del blog Alas Negras:
[...] Es muy fácil para una mujer desgraciar la vida de un marido incluso de un novio o solo un conocido. Basta una denuncia verbal, ni siquiera tienen que presentarse en comisaría y enseñar un moretón… les basta el teléfono para que la policía busque al hombre, le tome declaración y le encierre un día entero en un calabozo. En ningún otro país de Europa existe algo similar…

Os recomiendo leer la entrada entera porque es muy interesante. Parece que estamos pasando de una sociedad machista a una completamente hembrista (¡ay, no me gusta este término!). Una cosa es el clásico tópico de la mujer superinteligente y el marido estúpido. Lo vemos constantemente en la tele (bueno, yo ya veo poco la tele): mirad los anuncios de juguetes en los que se ve a la familia jugando a algo, veréis como el padre casi siempre hace de tonto... Lo vemos también en los Simpsons y en otras muchas series familiares: las mujeres son listas, educadas y limpias y los hombres estúpidos y violentos. Este tópico es todo un clásico y no es que esté mal (da mucho juego a cuentacuentos y publicistas), pero el problema viene cuando la sociedad empieza a creérselo.

Me atrevo a sugerir, por la cuenta que me tiene, la creación de un Instituto del Hombre, que nos «defienda» un poco de todo esto. A fin de cuentas, si las mujeres con su instituto pueden chupar del bote, ¿por qué no nosotros? Me imagino al director del Instituto del Hombre increpando con vehemencia a la RAE por no haber incluido en la última edición de su diccionario un término tan políticamente correcto como «persono» (para poder hablar con propiedad de personas que no son mujeres), presentando informes concluyentes pagados por nosotros acerca del predominio de la cultura «hembra» en los videojuegos, o promulgando la necesidad de que el Gobierno cree alguna que otra ley que discrimine a las mujeres, positivamente, claro. Y así, ya tendríamos el esperpento al completo, señores. Y señoras.

EDITO: Corrijo un pequeño error ortográfico.
EDITO: Corrijo un error de redacción.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Eres un sesgado!

Julián dijo...

Sesgado hacia el centro ;)

Un saludo.

Anónimo dijo...

Sesgado y todo lo que usted quiera . Pero tiene más razón que un santo. Hoy en día parece que para equilibrar la balanza entre sexos haya que hacerlo de manera desproporcionada y, en numerosas ocasiones, ridícula; sin ir más lejos, el vergonzoso e irrisorio intento de supresión del género neutro en la lengua castellana. Humillante, ya no la obsesión feminista por atentar a los derechos masculinos pensando con ello que defienden los propios, sino la falta de respeto que se parece procesar a una lengua propia cada vez más menospreciada tanto por organismos políticos como sociales. Humillante.

Julián dijo...

Menos mal que no somos pocos los que estamos en contra de la actitud discriminatoria y pedante que la corrección política que hoy en día se intenta imponer en la sociedad.

Intentar domesticar la lengua es uno de los mecanismos de control del poder, como lo vio George Orwell en 1984.

Un saludo.

M. Perry dijo...

Se nota que la idea del Instituto del Hombre ha surgido al calor de la noticia, estoy convencido de que en reposo nunca habrías manifestado una opinión de ese calibre.

Aunque algunas de las prácticas del Instituto de la Mujer y de muchas organizaciones feministas puedan ser criticables (por defender iniciativas absurdas, como la que apuntas en el artículo) resulta curioso que la atención se centre en estas chorradas en vez de en lo realmente preocupante, que es la discriminación por razón de sexo en el trabajo, en los salarios, en el rol social, etc etc etc. En esta sociedad llama más la atención que una Ministra diga "miembras" que el hecho de que en los Consejos de Adminsitración de las empresas sólo se vean mujeres para servir el café en las reuniones. Tampoco alarma el hecho de que la tasa de ocupación de los hombres sea del 57% y la de las mujeres del 42%. Y menos aún otros fenómenos altamente preocupantes, de apariencia más "invisible": la mujer suele desarrollar las tareas administrativas de la empresa, dejando a los hombres las tareas comerciales y de producción; su presencia en los órganos de representación del personal es insignificante; la pérdida de oportunidades de progresión cuando la mujer se queda embarazada... ¿Son éstas cuestiones menores?

Pues mientras así sea, bienvenido sea el Instituto de la Mujer y cualquier otro organismo de promoción y defensa de la mujer.

Julián dijo...

A pesar de todo, sigo dándole vueltas a lo del Instituto del Hombre, y es algo que no descarto, aunque sea a fin de denunciar todas esas burradas que suelta de vez en cuando algún aladid (o alguna «aladida») del hembrismo o la corrección política.

En todo caso, lo ideal sería un Instituto de la Persona, que mirase por la igualdad de oportunidades entre sexos y por eliminar cualquier tipo de discriminación (positiva o negativa) en la sociedad.

Claro que en un mundo ideal, no haría falta ningún Instituto :D